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Qué es una tarjeta virtual

Las tarjetas virtuales son la solución perfecta para las personas que buscan un extra de protección al pagar por internet. Estas ofrecen una capa de seguridad más para mantener los datos y el dinero a salvo, garantizando que las compras sean lo más seguras posible

Qué es una tarjeta virtual

Una tarjeta virtual es un instrumento financiero que solo existe en forma digital, por lo que no cuenta con una representación física, algo que las diferencias de la representación digital de las tarjetas físicas de crédito o débito.

A pesar de que las tarjetas virtuales no cuentan con representación física, estas recogen toda la información de una tarjeta convencional. Es decir, entre los datos recolectados están el nombre y apellido del titular, la fecha de caducidad, el código de seguridad y el número de tarjeta.

Algunas entidades bancarias también permiten la creación de tarjetas virtuales anónimas. En ese caso los datos definidos solamente serán el número de tarjeta, la fecha de caducidad y el código de verificación.

Las tarjetas virtuales son recargables y solo tienen acceso al dinero que les fue recargado. Son el instrumento de pago ideal para operaciones de compra en internet en donde siempre está latente el peligro de estafa.

Al igual que las tarjetas convencionales, las tarjetas virtuales pueden contar con un código de verificación de compra de un solo uso que se envía por SMS al móvil del propietario. Garantizando más seguridad y transparencia en las operaciones.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de tarjetas solo se utiliza de forma online, por lo que con ellas no será posible sacar dinero de un cajero automático o realizar muchas de las operaciones que son realizadas con las tarjetas de crédito o debido convencionales.

Ventajas de las tarjetas virtuales

Existen cuatro ventajas fundamentales que hacen que valga la pena el uso de las tarjetas virtuales:

Seguridad

Las tarjetas virtuales cuentan con los mecanismos de protección necesarios para hacer compras online con todas las garantías. Además, pueden ser administradas desde aplicaciones que permiten gestionarlas de forma fácil y segura, y su uso no implica el riesgo de extravío, algo muy común en las tarjetas físicas.

Comodidad

Las tarjetas virtuales solo requieren del uso de dispositivos inteligentes, sin que sea preciso llevar un soporte físico extra. Además de que con ellas es posible realizar compras y transferencias online las 24 horas y durante los 365 días del año.

Ahorre de costes

Las tarjetas virtuales suponen un gran ahorro de costes. Las entidades emisoras se ahorran los costos de materia prima, fabricación y envío, mientras que la mayoría de las entidades no exigen a los usuarios receptores que tengan que incurrir en gastos de emisión o mantenimiento. Algo diferente ocurre con las tarjetas físicas en donde dichos gastos sí están presentes.

Control

Permite al usuario tener un control de sus gastos, fijar topes de uso, etc., mediante el uso de las aplicaciones que permiten su administración.

Accesibilidad

La naturaleza de estas tarjetas hace que sean accesible para la mayoría de las personas. No requieren de ingresos regulares, ni exigen grandes condiciones para su uso. Solo requieren recargarle el saldo a gastar y respetar el plazo de validez. Por esa razón constituyen un método de pago válido para cualquiera.